Cuándo tenemos una infección en una muela, esta afecta al hueso y tejidos que rodean el diente, pero no al dienta en sí, aunque sea la causa de dicha infección.
Por desgracia, casi siempre son asintomáticas. Aparecen tras una necrosis dental, que ha podido ser dolorosa o no, pero que una vez necrosada la pulpa ha dejado de molestar y uno piensa que se le ha curado. O también tras un tratamiento endodóntico que por alguna razón no está funcionando.
Algunas veces el paciente refiere molestias al masticar por esa zona y si no se diagnostican y solucionan antes, terminan dando la cara mediante una fístula o absceso/flemón.
Por eso en odontología son tan importantes las revisiones dentales cada 6 meses. Ya que pueden estar desarrollándose infecciones en una zona muy irrigada, cuyas bacterias pasan a sangre y pueden desencadenar problemas mayores como un ictus o un infarto de miocardio.
Lo primero es identificar la causa de esa infección, para lo que necesitamos una exploración clínica y radiológica. En las radiografías se observa una lesión radiotransparente (más oscura) alrededor del diente, síntoma de que las bacterias ya han destruido hueso que sirve de soporte al diente.
Según el origen y el estado actual se pueden llevar a cabo los siguientes tratamientos:
Además estos tratamientos irán acompañados de la toma de antibiótico para controlar esa infección.
Así que volvemos a lo más importante que es la prevención. No dudes en venir a visitarnos y así tener controlado el estado de salud bucal y general.
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Llerandi & Bejar